El grupo se financia con una combinación de canon televisivo, ingresos publicitarios y aportaciones estatales.
El presidente Enver Hoxha utilizó los medios públicos con fines propagandísticos e impuso una línea editorial que oscilaba entre el antioccidentalismo y el antisovietismo, en función de los intereses diplomáticos del país.
[3] Cuando Hoxha falleció en 1985 se produjo un tímido aperturismo, si bien el sistema comunista no caería hasta 1991.
Ya en democracia, la RTSH tuvo que enfrentar una importante reforma interna y abrió su programación a espacios de opinión plural, documentales y programas de entretenimiento como el evento musical Festivali i Këngës.
Del mismo modo, perdió el monopolio de la radio y televisión, aunque mantuvo una posición dominante por su presencia en las zonas rurales.