Ese mismo año las Naciones Unidas, gracias a una donación del gobierno japonés, pusieron en marcha la emisora Radio Blue Sky, con carácter multiétnico y dirigida a la juventud.
Aunque los emisores quedaron muy dañados por los bombardeos de la OTAN, la señal podía sintonizarse por ondas hercianas, satélite e internet.
La UNMIK sentó las bases de la radiodifusora con una regulación específica (2001/13), en la que se definió un «servicio público e independiente, dirigido por una Mesa Directiva no influenciada políticamente», así como su financiación a través de un impuesto directo que empezó a recaudarse en 2003.
Además, al menos un 26% de la programación debía centrarse en las minorías étnicas del país: serbios, turcos, bosnios y romanís.
En 2013 se creó un segundo canal de televisión dirigido a las minorías étnicas, mientras que RTK 1 asumió una oferta generalista en albanés.