Alfonso salió de Cuba en el año 2001 rumbo a México y desapareció del panorama cultural y social de manera misteriosa para reaparecer mucho años después en la Ciudad de Madrid, dirigiendo y protagonizando un amargo espectáculo titulado La Pasión según el Verdugo, a partir de textos del Nobel sueco Par Lagerkvist, el ruso Mijail Bulgakov, el Nuevo testamento y escritos propios.
Sus piezas teatrales El Grito, El Culpable, El Silencio y Bela de Noche se consideran pioneras dentro de la dramaturgia cubana contemporánea por el tratamiento que se da en las mismas al individuo gay marginado por la sociedad socialista, aunque El Grito, publicada en Cuba por la editorial Pinos Nuevos en 1990, va mucho más allá y ahonda en problemáticas sociales muy profundas como el desarraigo, la precariedad, la insatisfacción espiritual, los espejismos, los dobles y el sin sentido mismo de la existencia, características ellas que hacen a Alfonso heredero de la mejor tradición existencialista.
Destacados actores cubanos y latinoamericanos como Rolando Tarajano- actor, director de escena y escritor-, Sebastián Rulli, Lester Martínez, Adrián Más, Yory Gómez, Yailene Sierra, Yuliet Cruz o Waldo Franco, entre otros, fueron dirigidos alguna vez, o formados por Alfonso, o trabajaron como directores y actores en sus piezas más importantes.
A lo largo de su carrera, Raúl Alfonso compartió espacio creativo y de intercambio profesional con grandes del panorama teatral, escenográfico, de la danza y cinematográfico mundial, podemos citar aquí a Robert Redford, Eugenio Barba, Antunes Filho, Raúl Oliva, Rolando Estévez o Benjamín Ávila, por dar algunos nombres conocidos.
Muy celoso de su intimidad, y sin hacer vida social ni conceder entrevistas, cuando esta reseña era actualizada Alfonso permanecía aún en España, «destino natural de muchos cubanos y latinoamericanos».