R. Giskard Reventlov

Aunque Giskard parece un robot común y no muy avanzado, esconde un secreto: su dueña Vasilia, al experimentar con su cerebro positrónico le concedió capacidades para influir sobre la mente humana.

Esta habilidad de "influir" en las mentes humanas no afecta directamente con los pensamientos, sino que puede percibir y modificar las emociones (enfatizándolas o apaciguándolas) que afectan a algún pensamiento.

También puede realizar pequeños ajustes en las mentes, como provocar sueños o desmayos y amnesias específicas (que alguien no recuerde lo que ocurrió durante un periodo de tiempo determinado) En el universo creado por Isaac Asimov este tipo de habilidad mental es usado por personajes que tienen una gran importancia: Gaia, El Mulo, R. Daneel Olivaw y los miembros de la Segunda Fundación, por ejemplo.

Si una persona o un robot está demasiado "aferrado" a una emoción, el hacer una modificación sobre eso puede dañar severamente esa mente e incluso provocar la muerte.

Debido a esto, Asimov plantea que los "mentalistas" (como son llamados quienes tienen esta habilidad) deben regirse por el principio del "minimalismo" para evitar dañar a quien desean afectar y para poder calcular exactamente las consecuencias de sus acciones.