Habría sido una versión mejorada del V-2, con un alcance de 600 km.
Aunque el G-1 era superior en varios aspectos al R-2, fue este último el que acabó siendo llevado a producción.
Otro problema fue que la tecnología industrial soviética estaba muchos años por detrás de la alemana.
El equipo soviético responsable del desarrollo del misil competidor, el R-2, convenció al gobierno de que el G-1 no podría ser puesto en producción durante años hasta actualizar las técnicas industriales.
Otras mejoras habrían aumentado el alcance a 810 km y le habrían dado la precisión suficiente como para impactar en una elipse dada de 2 x 3 km.