El quicio debe ser suficientemente resistente para sostener el peso de la hoja (exceptuando ciertos casos: ver foto) que tiende a girar alrededor del pernio inferior, trabajando a tensión los superiores.
El quicio va labrado en escuadra para que la puerta al cerrarse ajuste en el cerco.
Las puertas primitivas podían girar sobre dos pernos de madera que definían un eje de giro vertical y que iban alojados en unos espacios vacíos llamados quicios.
Estas puertas primitivas no necesitaban construcción de obra.
La parte superior de la construcción puede haber sido cerrada por una pieza horizontal (dintel o cierre).