Su origen es medieval y las primeras referencias a este las encontramos en el Llibre de Sent Soví.
Tradicionalmente se elaboraba con leche de cabra u oveja.
Es popular en el campo de la dietética deportiva por ser bajo en grasas pero alto en proteínas.
El producto que resulta se filtra mediante un trapo en recipientes de mimbre o caña.
Puede hacerse espolvoreado con azúcar aunque la forma más tradicional es la que utiliza miel para endulzarlo, dando origen al mel i mató.