Este roble muestra una enorme tendencia a hibridarse con otros congéneres, lo que hace difícil reconocer, en determinadas regiones, sus rasgos morfológicos más típicos.En general, en el eje pirenaico se encuentran las poblaciones más puras, mientras en el Prepirineo dominan los mestos o híbridos, siendo particularmente abundante Quercus x cerrioides.Hojas subcoriáceas, marcescentes, oblongo-obovadas, 4-12 x 2-7 cm; márgenes extremadamente lobulados, 5-8 lóbulos de cada lado; ápice redondeado, base redondeada o algo acorazonada; pecíolo tomentoso, subcilíndrico, 5-15 mm de largo; 4 a 9 pares de nervios; nuevas son densamente tomentosas en ambas caras, después verdosas oscuras y glabras en haz, persistiendo un tomento grisáceo en envés que le da un color verde sucio.[1] Quercus: nombre genérico del latín que designaba igualmente al roble y a la encina.humilis: epíteto latín de humilis-e, «humilde, bajo», donde alude a su tamaño en relación con otros robles.