Afecta principalmente a adolescentes y adultos jóvenes, aunque también se presenta en otras edades.
Es más frecuente en zonas cálidas y húmedas, en verano, en los deportistas, los adultos jóvenes y los varones.
[1] Los síntomas más frecuentes son la sudoración excesiva y la bromhidrosis (mal olor) plantar, algunas veces con lesiones cutáneas queratolíticas (pequeños hoyuelos).
[1] El diagnóstico es clínico y generalmente no son precisos estudios o pruebas complementarias.
El tratamiento consiste en extremar las medidas higiénicas que disminuyan la sudoración excesiva y el uso de antibióticos aplicados de forma tópica o local, sobre la zona afectada.