Un pulsorreactor es un motor a reacción que funciona de forma pulsátil.
Las naciones aliadas empezaron a investigar el potencial de estos reactores para diversos fines, y empezaron a desarrollar pulsorreactores sin válvulas para poder alargar su vida útil y así poder aprovechar las posibilidades que podían ofrecerles, aunque la llegada del turborreactor ahogó a esta tecnología por completo.
Existen multitud de modelos, pero el más eficiente y el más conocido es el denominado Lockwood Hiller que aunaba en su diseño la sencillez y una magnífica relación peso/empuje, también siendo estos reactores de gran fiabilidad al no poseer ninguna pieza móvil.
Además son reactores comparativamente hablando más seguros que sus predecesores con válvulas.
Es poco probable que sufran daños por ingestión de partículas sólidas o fluidos.