Estudios recientes postulan la existencia y la importancia funcional del puente miodural en los mamíferos[9].
El puente miodural también está involucrado en la transmisión propiocieptiva[15], evitando obstrucciones del espacio subaracnoideo[18] y la cisterna cerebromedular[8].
El puente miodural exhibe reciprocidades fisiológicas con los músculos suboccipitales, que incluyen el oblicuo capitis inferior (OCI)[19], el recto capitis posterior major (RCPM) y el recto capitis posterior minor (RCPm), además de la membrana posterior atlantoocipital y varias estructuras meningovertebrales [20][21] lo que permite que el puente miodural pueda ejercer torque, tracción o acortamiento sobre la duramadre, generando una tensión anormal que puede resultar en protrusión de la cabeza[22], cefaleas[4] [23][24]y vértigos de origen cervicogénicos[22].
También se ha propuesto como un factor etiogénico en los síntomas asociados a la enfermedad por Arnold-Chiari tipo I[26][27].
Existen conexiones anatómicas de tejido blando que cruzan el espacio epidural cervical y vinculan la fascia muscular suboccipital con la duramadre.