El segundo fue construido dos años más tarde, en el 53 a. C., un poco más arriba (alrededor de 2 km), en un punto entre Urmitz y Weissenturm, aun frente a la orilla germánica habitada por los Ubios.
Un grueso travesaño unia cada pareja de pilotes, completando el caballete.
[3] A la solidez del puente se necesitaba añadir elasticidad mecánica, por eso no fueron utilizados clavos, sino cuerdas.
Fueron también realizados otros trabajos de refuerzo secundario: río abajo, fueron fijados otros palos oblicuos para aumentar la resistencia a la corriente del puente, mientras un poco río arriba fueron construidas empalizadas para amortiguar eventuales golpes debidos a árboles o naves que la población germánica pudiera lanzar al río y ocasionar un daño al puente.
Esta obra, según Julio César, fue realizada en solo diez días.