Estudió derecho en la Universidad de Salamanca y en Madrid y volvió a Cáceres al terminar sus estudios.
Ejerció la abogacía y además fue secretario de la Sala de Audiencia y presidente del Ateneo de Cáceres, sin dejar de dedicarse a la investigación histórica y a la escritura.
[2] A pesar de haber estado toda su vida aquejado por problemas de salud, fue un investigador incansable, de la historia, las costumbres y la etnología.
Cáceres le tiene dedicada una plaza con su nombre, plaza Publio Hurtado, donde estuvo su vivienda y donde se encuentra ahora el Museo Municipal.
[4] El Museo de Cáceres convoca todos los años un certamen de investigación que lleva su nombre.