Provincia eclesiástica de Sevilla

Durante la época romana, Sevilla fue la capital de la provincia de la Bética, y el origen de la diócesis se remonta a la Sede Apostólica, o por lo menos al siglo I. San Geroncio, obispo de Itálica, predicó en la Bética durante los tiempos apostólicos, y que sin lugar a dudas han dejado a un pastor de su propia Sevilla.

Es cierto que en el año 303, cuando las Santas Justa y Rufina fueron martirizadas por negarse a adorar al ídolo de Salambó, hubo un obispo de Sevilla llamado Sabino, que asistió al Consejo de Illiberis en el año 287.

[1]​ Zenón (472-486) fue nombrado vicario apostólico por el papa Simplicio, y el papa Hormisdas dio el mismo cargo al obispo Salustio en las provincias de Bética y Lusitania.

En 1483 la sede episcopal se trasladó a la isla de Gran Canaria, donde permanece desde entonces la diócesis de Canarias.

Con el descubrimiento de América, las primeras diócesis americanas fueron sufragáneas de esta archidiócesis, teniendo Sevilla jurisdicción sobre estas hasta la elevación a archidiócesis de las Santo Domingo, México y Lima en 1546.

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