Existe muy poca cantidad de gas y polvo en ellos en contraposición al disco galáctico.
Sus estrellas orbitan como las del disco y además no solo hay polvo en ellos —que forma a veces una estructura espiral (miniespirales)—, sino también estrellas jóvenes y formación estelar, todo lo cual es raro de encontrar en un bulbo clásico.
A veces, de hecho, hay anillos nucleares en los que existe abundante formación estelar.
Se cree que la mayoría de los bulbos galácticos albergan un agujero negro supermasivo en su centro.
Tales agujeros negros nunca han sido observados directamente, pero existen muchas pruebas indirectas.