Dio vía libre al juego y otros vicios; distribuyó «botellas» y promovió una ley de amnistía que beneficiaba a los que habían cometido fraudes.
En la época de las «vacas gordas», la Iglesia lo había vendido por un millón de pesos a la citada empresa, y ahora, en plena crisis, el Estado paga por él dos millones trescientos mil pesos.
El grupo se retiró del acto publicando un manifiesto firmado por Rubén Martínez Villena, José Antonio Fernández de Castro, Calixto Masó, Félix Lizaso, Alberto Lamar Schweyer, Francisco Ichaso, Luis Gómez Wangüemert, Juan Marinello Vidaurreta, José Tallet, José Manuel Acosta, Primitivo Cordero Leyva, Jorge Mañach y J.L.
Casi todos los firmantes se destacarían después en las artes, las letras y en la política y darían origen al llamado Grupo Minorista, de honda repercusión en la historia de esa época.
Dos de los protagonistas, Martínez Villena y Juan Marinello Vidaurreta, desempeñarían más tarde, hasta la muerte, altos cargos de dirección en el movimiento obrero y comunista.