Procesión General del Corpus Christi de Valencia

[2]​ La primera procesión de la que se tiene noticia tuvo lugar en 1355, por iniciativa del obispo Hugo de Fenollet, a quien atendió inmediatamente al Consejo de la Ciudad, que convocó clérigos, personas notables y hombres y mujeres del pueblo para que acompañaran a las cruces de sus respectivas parroquias en la procesión del día de la fiesta del Corpus Christi, pero no tuvo continuidad por la Guerra de los Dos Pedros.[2]​[3]​[4]​ En el siglo XX la procesión fue languideciendo, y volvió a ser la iniciativa eclesial y municipal, junto con la religiosidad popular expresada a través del asociacionismo, que recuperaron una fiesta que, más allá de sus elementos espirituales y catequéticos, es una muestra compleja de la celebración del Misterio de la Vida, utilizando varios signos y símbolos a través de todos los sentidos.La colaboración del Ayuntamiento de Valencia, más allá de la necesaria separación constitucional entre el Estado y la Iglesia, supone un valor adquirido durante más de seiscientos cincuenta años, así como un privilegio que también ha servido para construir no sólo algunos rasgos más relevantes de la forma en que los valencianos celebramos la fiesta, sino también ha organizado el espacio de la ciudad, de manera simbólica y real, que facilitara el buen desarrollo de las diversas actividades consuetudinarias que componen la fiesta, especialmente la Procesión General.[3]​ Esta celebración, ha sido constante desde la Edad Media hasta nuestros días, sin dejar de adaptarse a los diversos presentes que se han sucedido a lo largo de la historia, lo que ha permitido que tone un gran valor como modelo de las demás procesiones de la Comunidad Valenciana, sobre todo aquellas que celebran el Corpus en ciudades, villas y pueblos, con elementos simbólicos imitados de la festividad tal y como se desarrolla en la ciudad de Valencia.Su influencia ceremonial, así como el antiguo derecho desde 1506, exclusivo de la llamada Coronilla de Aragón, de celebrar las procesiones por la tarde, confieren a esta celebración, que utiliza los sentidos, de la vista, del oído, del tacto, del olor y quizás también del sabor, en una fiesta total, típica y tópicamente mediterránea, y sobre todo muy valenciana.