El principio de Ana Karenina fue popularizado por Jared Diamond en su libro Armas, gérmenes y acero, y describe un evento en que una deficiencia en cualquiera de los factores que lo integran lo condenaría al fracaso.
En consecuencia, para que una empresa de esta naturaleza sea exitosa, cada posible deficiencia debe ser evitada.
El Principio de Ana Karenina fue popularizado por Jared Diamond en su libro Armas, gérmenes y acero.
Por lo tanto, todas las especies domesticadas con éxito no lo han sido tanto debido a un rasgo positivo particular como a una carencia de cualquier número de rasgos negativos posibles.
Son las siguientes: Mucho antes, Aristóteles afirmó el mismo principio en Ética nicomáquea: «Hay que añadir aún que de muchas maneras puede uno errar, pues el mal, como se lo representaban los pitagóricos, pertenece a lo infinito, y el bien a lo finito, y de una sola manera es el acierto.