Presión tributaria, presión fiscal o presión impositiva es un término económico para referirse al porcentaje de los ingresos que los particulares y empresas aportan efectivamente al Estado en concepto de tributos en relación con el producto bruto interno.
[1] La presión tributaria se mide según el pago efectivo de impuestos y no según el monto nominal que figura en las leyes, de tal modo que, a mayor evasión impositiva menor presión fiscal, aunque formalmente las tasas impositivas puedan ser altas.
[2][3] En el año 2019, la presión fiscal en el conjunto de la UE fue del 41,1% sobre el PIB.
Entre estos, los países de con mayor presión fiscal son Francia, Dinamarca, Bélgica, o Suecia (en torno al 45% - 47%), mientras que en el extremo opuesto están México, Chile, Irlanda y EE. UU.
[4] Otro aspecto importante de la presión fiscal es la forma en que esta se distribuye a los contribuyentes a través de los distintos impuestos y figuras tributarias.