Ángel Sánchez Carreño

Revisaba que los mozos vistieran un uniforme impecable, zapatos relucientes y un peinado correcto.

También las alternadoras –coperas- eran controladas en sus uñas, pelo y vestimenta, que tenían que ser perfectos, y ninguna podía salir del local hasta que la función no finalizara; cafishios o amantes debían esperar luego de esa hora para buscarlas.

Dicen que Garesio y Ritana regenteaban varios prostíbulos en la ciudad y que al morir sin descendencia Charles Seguin se habían quedado con el cabaré.

Sánchez Carreño, a su vez, bautizó a Juan D'Arienzo como el Rey del Compás; parece que dijo "Si yo soy un Príncipe, usted es el Rey...del compás".

Las obras del Príncipe Cubano registradas a su nombre en SADAIC son las siguientes:[5]​