Pozo de Quilmes
En la dependencia tuvieron una participación activa represores del Ejército uruguayo que interrogaban y torturaban a los detenidos ilegales de esa nacionalidad.No siempre ingresaba prisioneros ilegales por el mismo lugar, pero en la mayoría de los casos se realizaba por el garage del edificio de cuatro plantas, sobre la calle Garibaldi, atravesando un portón pesado que corría por un riel.Este ccd, junto con El Vesubio, tuvo un numeroso caudal de embarazadas detenidas que eran trasladadas a otros centros al momento del parto.[5] El de Quilmes no estaba preparado para nacimientos en cautiverio, por eso su funcionamiento respecto de las embarazadas no tuvo un carácter sistemático: cada caso tuvo características particulares y es difícil una generalización.[1] María Kubik de Marcoff señaló el lugar donde había visto por última vez a su hija, quien en ese momento había alcanzado a susurrarle: Rubén Schell recordó: Por su parte, Alfredo Maly descubrió, raspando la pintura nueva de la pared de su celda, las marcas que él había hecho durante su cautiverio.