Se caracteriza por su cara puntiaguda y por el tamaño similar al de un conejo.
Observado por primera vez en 1840, fue descrito y nombrado en 1841 como Potorous gilbertii por John Gould en honor al naturalista y explorador inglés John Gilbert, quien lo descubriese en King George Sound, en la costa sur de Australia Occidental.
[4] Después de ello, no existieron avistamientos de la especie durante más de siglo y medio (pese a una búsqueda exhaustiva efectuada en los años setenta) razón por la que durante 85 años se le consideró extinta,[4] hasta que "dos raros animales" fueron hallados por la investigadora Elizabeth Sinclair (quien intentaba capturar quokkas para un estudio genético) en la Reserva Natural Two Peoples Bay en 1994.
Es de hábitos nocturnos y durante el día se esconde bajo la vegetación.
[8] El potoro de Gilbert posee tres afiladas garras en sus patas que le ayudan a cavar y extraer trufas del terreno.