[1] El pollo frito coreano se prepara de forma que se retire la grasa de la piel, obteniendo una corteza descrita por Julia Moskin del New York Times como «fina, crujiente y casi transparente».
En Corea del Sur los pollos son relativamente pequeños, por lo que se fríen enteros en los restaurantes y después se trocean.
En otros países los pollos suelen ser mayores, por lo que no resulta satisfactorio freírlos enteros al ser demasiado grandes sus pechugas y muslos.
Por esto, muchos restaurantes fuera de Corea sirven alitas y muslos pequeños.
Suele acompañarse este plato con rábanos encurtidos, cerveza y soju.