La poleá es una receta típica de la cocina andaluza, especialmente de Sevilla, Huelva y Cádiz, consiste en una variante dulce de las gachas, que se consumía especialmente en otoño e invierno durante los años difíciles.
[1] Sus orígenes se remontan al periodo andalusí, ya que fue mencionada por Ibn Razin al-Tuyibi.
Admite otros ingredientes, como fruta, miel, meloja, anís o canela, para realzar algo más su sencilla composición.
Suele acompañarse con cuscurros de pan frito.
[2] Además de su consumo como postre por sí mismo, se puede incluir en otros dulces.