Durante la ocupación militar alemana, en presencia de autoridades hitlerianas, los mismos vecinos polacos católicos del pueblo de Jedwabne apresaron a 300 - 400 polacos judíos del pueblo; hombres, mujeres y niños, y los quemaron vivos.[6] Unos 100 polacos judíos supervivientes de la masacre fueron encerrados en un gueto en Jedwabne organizado por nazis alemanes.[7] Hasta el año 1970, se culpó exclusivamente a los alemanes nazis por este suceso, e incluso existía una placa conmemorativa en el lugar de la matanza que culpaba directamente al pueblo alemán.Sin embargo, el profesor Jan T. Gross consiguió demostrar que, aunque los alemanes fueron testigos del suceso y probablemente simpatizantes, fueron los propios polacos católicos los que se encargaron de ejecutar la masacre.El 10 de julio de 2001, el presidente polaco Aleksander Kwaśniewski pidió perdón públicamente a las víctimas y sus familiares en nombre del pueblo polaco católico.