Una plumilla o plumín, también denominada simplemente pluma[1][2][3] (los dos primeros términos son diminutivos del tercero) es un dispositivo que imita la función de una pluma de ganso, usado para entintar una superficie con el propósito de escribir o dibujar sobre ella, usualmente sobre papel, después de mojarlo, sumergiéndolo, en el tintero cuando se acaba la tinta.
La plumilla se asegura en un portaplumas (también llamado mango o palillero), tradicionalmente hecho de madera.
Recibe este nombre dado que los primeros instrumentos usados por el hombre, con la misma finalidad, fueron los cálamos y las plumas de ganso.
[4] Aunque los tres términos son intercambiables en muchos contextos, en el ámbito industrial, suele utilizarse el término plumilla o simplemente pluma para las que se introducen en un portaplumas, mientras que plumín se reserva a los que se colocan en las estilográficas, de cuerpo más reducido y comúnmente acabados en una pequeña bola de material duro.
Actualmente, las plumillas de acero se utilizan en caligrafía, dibujo y otros fines artísticos.