Existieron por lo menos tres plantas de desalinización por energía solar en la zona salitrera a fines del siglo XIX y a comienzos del siglo XX.
La región perteneció a Bolivia hasta el inicio de la guerra del Pacífico por lo que se supone que Wilson obtuvo una garantía del gobierno boliviano.
En todo caso la obtuvo del gobierno chileno cuando la zona quedó bajo soberanía de Chile.
En aquelos tiempos debía competir con desaladoras a carbón y posteriormente con cañerías que transportaban agua desde la cuenca del río Loa.
El calor del sol evaporaba el agua salada, el vapor se adhería a los vidrios inclinados y, condesado por el aire frío, descendía hasta gotear en una canaleta que la llevaba al despósito final enterrado a nivel del suelo para evitar su calentamiento.