El altavoz es esencialmente un panel de espuma plástica rígida, no alojada en ningún recinto sino simplemente colocada en un marco, como un cuadro.
Los altavoces manufacturados en Argentina se comercializaron con una tela decorativa y un marco con la idea de colgarlos en la pared.
Esto hace de su principal diferencia con las cajas con parlantes comunes, el plano sonoro es compacto y liviano.
[1] Los parlantes tradicionales están montados en una gran caja para producir los sonidos más graves.
[2] En 1982 la compañía Bertagni presentó el SM-100 a 400 $ dólares el par, con una dispersión de sonido "omnipolar", es decir, la misma desde cualquier posición en una habitación.