El Plan Zamora fue un plan establecido por el presidente venezolano Nicolás Maduro, comparado con el criticado Plan Ávila, a partir del 18 de abril de 2017 durante las protestas en Venezuela de ese año.
El Plan Zamora ha sido descrito por el gobierno como «un plan estratégico conjunto para responder a posibles eventos adversos o intervención extranjera que ponga en riesgo la seguridad del país».
[4] El plan también le daba la potestad al Estado de arrestar a protestantes y juzgar a civiles en tribunales militares, quienes aquellos acusados de atacar autoridades militares podían ser imputados con el cargo de «rebelión», lo que fue ampliamente criticado por grupos de derechos humanos.
[2] En la reunión Torrealba sugirió el uso de francotiradores contra protestantes, ordenó a los generales presentes «ir preparándolos, comenzando con la realización de los exámenes psicológicos y psicotécnicos.» Continuó explicando el riesgo de una guerra civil y que el propio Maduro ya “firmó una banda de operaciones y [tal como] yo dije aquí con el comandante Reyes […] pudiéramos estar al comienzo de una guerra subversiva urbana”.
A pesar de la preocupación expresada por algunos de los presentes, Torrealba insistió en que los francotiradores asustarían a los protestantes y que “El pueblo en lo que vea, sea de cual sea el pueblo, de oposición o revolucionario, en lo que comiencen a ver muertos, porque hay muertos y aparecen muertos, todo el mundo se queda en sus casas señores”.