En comparación con la campana de cristal que usaba Koch, la tapa de cristal ligeramente más grande que la placa reducía la contaminación por microorganismos presentes en el aire.
[1] El investigador croata Emanuel Klein, afincado en Inglaterra, ya había sugerido un cambio similar y describió una placa casi idéntica en su libro Micro-organisms de 1885.
Percy Frankland también escribió en un trabajo de 1886 publicado en la revista Proceedings of the Royal Society sobre una placa similar circular, poco profunda y cubierta.
[1] Se utiliza en los laboratorios principalmente para cultivar bacterias y otros microorganismos, soliéndose cubrir el fondo con distintos medios de cultivo (por ejemplo agar, que entonces suele llamarse placa de agar) según el microorganismo que se quiera cultivar.
De este modo, el agar queda en la parte superior y al condensarse el vapor de agua que generan los microorganismos por su metabolismo, cae sobre la tapa, evitando que los microorganismos se diluyan, manteniéndose fijos al sustrato.