El agua enfría el combustible y proporciona protección radiológica que evita su radiación.
Las barras de combustible gastadas generan calor intenso y radiaciones peligrosas que deben ser contenidas.
La calidad del agua está estrictamente controlada para evitar que el combustible o su revestimiento se degrade.
La regulación actual en los Estados Unidos permiten reorganizar las barras gastadas para que se pueda lograr la máxima eficiencia de almacenamiento.
[7] La radiolisis, la disociación de las moléculas por radiación, es particularmente preocupante en el almacenamiento húmedo, ya que el agua puede dividirse por radiación residual y el gas hidrógeno puede acumularse aumentando el riesgo de explosiones.
Por esta razón, el aire en la habitación de las piscinas, así como el agua, deben ser monitorizados y tratados continuamente.
La Comisión Reguladora Nuclear de Estados Unidos declaró erróneamente que la piscina en el reactor 4 había hervido en seco;[12] esto fue negado en ese momento por los japoneses y resultó incorrecto en la inspección y el examen de datos posteriores.