La popularidad de Caravaggio ocasionó que, al morir, muchas obras apócrifas se hiciesen pasar como trabajos suyos.
La primera vez que se discutió sobre la autenticidad de la obra en cuestión fue en 1992 y Gash lo plantea nuevamente en 1998.
Otro es que los «Caravaggistas» escribieron mucho sobre este cuadro, habiendo entonces gran variedad de citas sobre la obra.
Sin embargo, el acercamiento a la iconografía protestante hace que el Bautista de Basilea, no se tome por auténtico.
Su parecido con Niño con un cesto de frutas es innegable, pero varios estudiosos se niegan a catalogarla como auténtica.