Philosophia ancilla theologiae («La filosofía es sierva de la teología»)[1] es una frase latina que expresa que la razón natural (no iluminada por la gracia o la revelación) está subordinada a la teología como ciencia más elevada.
Dado que las artes liberales se atribuían a la filosofía en la Edad Media, esta disciplina englobaba todas las ciencias y artes que se ocupaban más allá de la teología, la jurisprudencia y la medicina.
La frase se atribuye al obispo italiano y doctor de la Iglesia Pedro Damián (c.
[3] Los primeros usos de esta frase se dan en Filón y Clemente de Alejandría, en los que remite a la necesidad de que todo pensar humano se abra a aquella sabiduría que desvela y fundamenta el sentido del existir.
Considera después la encrucijada medieval y particularmente la versión del adagio que dio Pedro Damián en sus escritos desconoce la positividad de la razón humana, incidiendo a la vez en una cosificación del mismo pensar teológico.