Los primeros documentos de esta villa datan del año 932.
Estudios arqueológicos evidencian la existencia de asentamientos celtas y posteriormente romanos en la zona.
Más adelante, durante el siglo IX d. C., los eslavos se asentaron en este lugar.
A finales del siglo XI d. C. la población fue anexada al Reino Húngaro.
Fue entonces cuando un aristócrata húngaro de mucha importancia llegó al lugar y lo nombró "la Villa de Pedro"; Petrova Ves en eslovaco y Peterlak en húngaro.