Los petroglifos, que fueron incisos directamente en el monolito, recuerdan signos de culturas amazónicas: espirales, cadenas retorcidas, triángulos dobles.
También se encuentra allí una extraña figura denominada “la clave”.
Estas incisiones rupestres podrían ser representaciones abstractas de mitologías o concepciones cosmológicas, creadas por sujetos que se encontraban bajo la influencia de plantas alucinógenas como la ayahuasca (yajé).
Existe la hipótesis de que la cuenca era usada como recipiente donde poner el maíz para transformarlo luego en chicha.
No obstante, existen otras teorías: la cuenca pudo haber sido usada para purificar a un adolescente sumergiéndolo en sus aguas de lluvia o para bautizar a un niño y hacerlo entrar, de esta manera, en el mundo de los adultos.