En 2022 también se le condenó a 129 años de prisión.
[5][6] Las autoridades filipinas describieron el caso como el más horroroso y terrible que jamás hayan visto.
Tras realizar la investigación, se apunta a que Scully y otros cómplices atraían a sus víctimas de los sectores más pobres con la promesa de enviarlas a la escuela o darles de comer.
El NLF poseía clientes especialmente en Europa, Estados Unidos, Australia y en otras partes del mundo, en donde pagaban por Bitcoin.
[3] Actualmente, Scully está encarcelado en las Filipinas condenado a prisión perpetua, pero varios miembros de la justicia del país solicitaron que fuera condenado a muerte, a pesar de que la pena de muerte en el país está abolida desde el 2005.