Si bien es obvio que el asunto se va a poner feo ―la abogada también es una auténtica malvada, así que algún castigo se merece― el espectador por un buen rato no sabe por dónde viene el problema terrorífico y el esotérico enigma se mantendrá incluso en el mismísimo final cuando ya han rodado cabezas a lo grande.
El filme podría ser un thriller, un film de terror sobrenatural o una comedia negra, principalmente esto último; la historia está contada con la ironía y el delirio propios del viejo cine inglés o del Polanski de «Cul de Sac», sus directores persiguen con sus guiños y estilo conseguir atraer al público masivo, algo que perfectamente podrían lograr con este sólido producto.
Respecto de las actuaciones la crónica expresa: "Cristina Brando como la implacable y despiadada abogada es la actriz que se enfrenta con eficacia al desafío de bancarse todos los climas del guion, y Sebastián Berta Muñiz es el lunático agente inmobiliario que debe mantener la ambigüedad inicial y acentuar el sadismo del final, y realmentee logra componer a un villano memorable.
Aunque el que se roba las pocas escenas en las que aparece indudablemente es un antológico Arnaldo André, cuyo personaje de gurú refinado y enigmático merece aparecer en alguna secuela de esta película que abre todo un panorama para el cine de género en la Argentina."
[2] Por su parte el crítico de La Capital dice del filme: "trama poco creíble… El suspenso no llega nunca, el terror mucho menos, la película se hace tediosa, las actuaciones son pésimas y técnicamente es ampliamente inferior a cualquier ficción televisiva.