Se recubre con fieltro (en general de color amarillo fluorescente con rayas de separación blancas), puesto que es el «color más visible por el ojo humano» y permite una trayectoria más correcta, en comparación con una totalmente lisa.
En el primer paso se prensa el caucho en moldes, consiguiendo piezas en forma de conchas semiesféricas huecas.
Para reforzar la unión, las dos mitades de goma se fusionan con una prensa a 200 °C, durante una etapa conocida como vulcanización.
Con el calor, la pastilla de nitrógeno explota, liberando el gas que llena la pelota con una atmósfera neutra a cierta presión.
Basta con este corto periodo para que puedan surgir pequeñas deformaciones en su superficie.