Estos pelos se pueden introducir en la piel del otro animal o en sus ojos, induciendo así una sensación de irritación.
Las puntas de estos pelos por lo general se rompen en la herida, y el fluido acre penetra en la misma.
Varias plantas no emparentadas con las ortigas poseen pelos defensivos similares, y sus nombres comunes por lo general reflejan esta característica (por ejemplo, en las Euphorbiaceae del género Cnidoscolus).
El tipo II por lo general no es lanzado por la tarántula, en cambio se desprende por contacto directo.
Los pelos urticantes de tipo II se presentan en el género Avicularia, Iridopelma y Pachistopelma (subfamilia Aviculariinae).
Son mucho más cortos y livianos que otros tipos de pelos urticantes.
Existen otros como los de la Tarántula gigante (Theraphosa blondi), que producen reacciones más severas.
Estos pelos pueden producir irritaciones muy dolorosas, y han sido comparados con las reacciones producto del contacto con fibras de vidrio.