[1] Estos pellets son microplásticos y se fabrican principalmente con polietileno, polipropileno, poliestireno, cloruro de polivinilo y otros plásticos o resinas sintéticas.[2] Los gránulos llegan al océano de muchas maneras, incluidos los derrames accidentales en el transporte, y se mueven rápidamente, ya que son lo suficientemente pequeños como para ser arrastrados por el viento y también flotan en el agua.Estos plásticos pueden alterar muchos ecosistemas, ya que algunas aves y peces pueden confundirlos con su comida y pueden acabar muriendo de hambre a causa de las cantidades que han comido.Además, pueden absorber toxinas y otros productos químicos nocivos, conocidos como contaminantes orgánicos persistentes (COP), que pueden ser ingeridos por los peces, que pueden envenenarlos o ser capturados para el consumo humano.[2] También pueden formarse biopelículas en ellos que contienen patógenos perjudiciales para las personas.