El párroco se fijó en su piedad cuando Pierre tenía 11 años de edad.
Predicaba, confesaba, celebraba la misa, administraba el Santo Sacramento, enseñando a los fieles la adoración y la veneración a María, madre de Jesús, siguiendo el ejemplo de Juan Francisco Régis.
En 1714 edificó un viacrucis al que llamó El Gran Viaje (Le Grand Voyage en francés).
[3] Este viacrucis es recorrido aún por la gente del lugar el día de Viernes Santo.
Pedro Vigne fijó su residencia en Boucieu-le-Roi, adonde volvía entre una misión y la siguiente.
Les confió la tarea de enseñar a las jóvenes y creó escuelas regidas por estas religiosas.
Enseguida, la pequeña congregación creció y se instaló en el castillo de Boucieu-le-Roi, una vieja fortificación que dominaba el pueblo.
La Revolución francesa dispersó a las religiosas, que continuaron con sus obras de caridad en la clandestinidad.
Durante su última misión en el Macizo de Vercors, en Rencurel, estando enfermo, no pudo acabar su prédica y se apagó mientras rezaba.