Más tarde, ya en solitario, actuó con La Niña de los Peines, y viendo que su carrera no acababa de despegar, empezó a trabajar en una carpintería y después en un banco.
En Orihuela se fundó la "Sociedad Pedro Terol", que le animó y financió a seguir en la música.
Aprendió solfeo, recibió clases del tenor Ignacio Genovés, casado con una mujer de Orihuela, y fue enviado a Madrid a seguir aprendiendo con el maestro Ignacio Tabuyo.
La buena acogida obtenida le llevó a cantar en otras ciudades, hasta que en 1931 le suprimieron la beca y se vio en la necesidad de regresar a España.
Pronto empezó a encadenar zarzuelas, entre otras La Giralda de José Padilla, La tabernera del puerto, La violetera o La del manojo de rosas, y con ellas grandes éxitos.