Entre 1606 y 1609 publicó diversas obras teológicas, publicadas en Lisboa al amparo de poderosos mecenas de la alta nobleza lusa.
Con posteridad a 1610 escribió su obra Discurso del perfecto privado que sirvió como puntal para el cambio de la percepción ideológica de la figura del valido.
En la obra dice de la figura del privado: que un fiel privado, como debe ser, es la más noble y rica parte del rey.
Se enmarca dentro de la corriente conocida como tacitismo Según lo contenido en su obra Discurso del perfecto privado, habría sido confesor del duque de Lerma.
En esta posición sucedería a otros confesores como el dominico Andrés Balaguer Salvador, dominico, en la época de Lerma como virrey de Valencia u después por fray Luis de Aliaga, desde 1608, confesor de Felipe III.