En 1785 había sido nombrado asesor de la comandancia general de Provincias Internas, durante una licencia concedida al licenciado Galindo, y en seguida fue secretario.
Dicha ordenanza mandaba que los diferentes partidos de la intendencia (o sea en las jurisdicciones antes llamadas provincias), nombrára subdelegados que sustituyeran a los antiguos alcaldes mayores.
En atención a ello se establecieron once subdelegaciones en los territorios bajo su jurisdicción: San Antonio de la Huerta, Cieneguilla, Ostimuri, Álamos, El Fuerte, Culiacán, Sinaloa, Copala, Maloya, Cosalá y El Rosario.
Esto logró que existieran fricciones entre las nuevas autoridades y los misioneros.
Sin embargo lograron hacer poco ya que hubo escasez de recursos.