Es aquí donde conoce al también gallego Xoán Piñeiro, mucho mayor que él, que está ampliando su formación, y le invita a trabajar en el taller que tiene en Vallecas.
Pedro Dobao amplía sus horizontes hacia otros conceptos escultóricos, nuevos materiales, diferentes modos de modelar, la talla en piedra y el paso del barro al bronce, que será la materia definitiva de la que más guste, en la fundición, hoy histórica para el arte español contemporáneo, de Capa.
En 1970, a los veinticinco años de edad, se traslada en Barcelona y abre propio taller.
Realiza relieves y trabajos diversos que le encargan arquitectos de la ciudad condal, ejercicios de considerable exigencia que intensifican su formación.
En 1975 volverá a Galicia para residir finalmente en Vigo donde tiene su taller en Valladares.