Al contrario de la pulga, esta especie no ha experimentado ninguna recesión, siendo su distribución mundial.
[1] Se reconocen dos subespecies:[2] Esta especie sólo es propia del ser humano, como su nombre científico lo indica (Pediculus humanus).
Miden aproximadamente de 1 a 2 milímetros y son fácilmente visibles al ojo humano.
Además se puede distinguir la sangre que lleva dentro del cuerpo en una pequeña cavidad de su interior.
Esta cavidad se divide en tres partes: la primera es una bolsa que se ubica en el centro del cuerpo del pequeño insecto; las otras dos son ramificaciones de la cavidad principal cuya función es hacer llegar la sangre a las partes superiores de su cuerpo.