Los antiguos marathas pensaban que el cólera y las viruelas eran producidas por la ira de Patragali, a la que representaban con el cuerpo rodeado de serpientes y dos elefantes colgados de sus orejas.
En una ocasión en que el gigante Dazira desafió a Ixora, Patragali salió en defensa de su padre y dio muerte al coloso.
Para proporcionar aquella sangre humana, Ixora se cortó un dedo.
En la corte noble de Malabar se enamora de un joven y se casa con él, pero éste, al ser pobre, no le concede más favores que unas pulseras que adornan sus piernas.
Por este regalo el joven es acusado de robo y condenado a muerte, tras la ejecución Patragali le resucita por medio de sus artes mágicas.