Pasqualino Settebellezze

Giannini se luce en el papel de Pasqualino junto a un Fernando Rey en plenitud, que encarna a Pedro, un prisionero español de ideología anarquista.Y Pasqualino arriesga el pellejo para conquistar a la directora del penal con esa técnica infalible que siempre utilizó para granjearse su apodo (siete bellezas es porque, según se entiende, él había tenido múltiples admiradoras, novias o amantes en sus años de libertad).Ergo, debe elegir entre sus compañeros para enviarlos a la muerte y evitar así la propia.Gris, canas en sus sienes, se reencuentra con su madre, con la hermana a cuyo amante mató por honor y con la niña adolescente a la que festejaba en sus caminatas matinales con su traje crema e impecable chambergo.Se produce allí la transfiguración final de Pasqualino, que relata en segundos -con tono marcial, frente a su futura esposa- un porvenir donde la felicidad importa menos que la procreación, donde lo más importante es el hecho de sobrevivir a lo largo del tiempo a través de la descendencia.