[4] El único curso fluvial es el riacho Nogueira, el cual, por un mal manejo de su cuenca realizado aguas arriba, se encuentra frecuentemente seco, especialmente durante la temporada invernal.
Las lluvias están fuertemente concentradas en la temporada cálida (noviembre a abril), estando casi ausentes en el invierno, el cual es seco.
[7] El área se asienta sobre planicies de modelado fluvial, formadas por depósitos finos aluviales y eólicos que presentan escasa pendiente.
También es destacada la explotación forestal del monte nativo, para la extracción de madera y leña para transformarla en carbón vegetal.
[17] Al sur de dicho riacho la vegetación es menos densa, más baja, abierta y xerófila; allí toman mayor representación el chañar (Geoffroea decorticans), el itín (Prosopis kuntzei), la brea (Parkinsonia praecox), los algarrobos (Prosopis), el mistol (Ziziphus mistol), etc.[15] El sotobosque presenta abundancia de bromeliáceas terrestres, localmente denominadas caraguatáes, las que con sus hojas fuertemente espinosas lo hacen casi impenetrable.
[15] En los albardones de las riberas del riacho Nogueira se presenta una vegetación más húmeda, la selva en galería, un ambiente que cuenta con sus plantas características, entre las que se encuentran el palo lanza (Phyllostylon rhamnoides), el guaraniná (Sideroxylon obtusifolium), la catiguá colorada (Trichilia catigua), el tala gateador (Celtis iguanaea),[4] el ibirá-pitá (Peltophorum dubium), el lapacho negro (Handroanthus heptaphyllus), el ombú (Phytolacca dioica), el laurel de río (Nectandra), el timbó colorado (Enterolobium contortisiliquum), el guabiyú (Eugenia pungens), etc.[15] Entre su elenco de mamíferos destaca el tapir (Tapirus terrestris) —bastante común—, el ocelote (Leopardus pardalis) —muy raro en la región chaqueña argentina—, el pecarí de collar (Pecari tajacu), el gualacate (Euphractus sexcinctus),[4] el puma chaqueño (Puma concolor anthonyi), el oso hormiguero grande o yurumí (Myrmecophaga tridactyla), el aguará guazú (Chrysocyon brachyurus),[15] el pecarí labiado (Tayassu pecari), el aguará popé (Procyon cancrivorus), el mono carayá (Alouatta caraya), la corzuela colorada, (Mazama americana), el guazuncho, (Mazama gouazoubira), el coatí (Nasua nasua), el conejo tapetí, (Sylvilagus brasiliensis), etc.[18] La reserva posee una elevada diversidad de aves.
Para un mejor control, vigilancia y eficaz combate a los cazadores furtivos, se precisa erigir una segunda seccional de guardaparque en el sector occidental.
Para un mejor acercamiento del visitante a la diversidad biológica que allí se conserva, la reserva posee cartelería, miradores, senderos peatonales y vehiculares.