Los planos del lugar fueron diseñados por el arquitecto François-Joseph Bélanger y más de novecientos obreros trabajaron para llevarlo a cabo.
Thomas Blaikie permitió la realización del jardín en un estilo anglo-chino, muy a la moda en aquella época, que consistía en la incorporación de caminos sinuosos y de elementos teatrales (como las pagodas) a los planos de un jardín inglés.
Esta tendencia también era una reacción al rigor geométrico de los jardines a la francesa.
Después de la Revolución Francesa, éste recibió el nombre de Bagatelle (bagatela, o cosa poco costosa, en español), una referencia irónica a su coste, ya éste había sido muy elevado.
La ermita, el laberinto y el belvedere gótico fueron construidos por el duque de Berry.